domingo, 21 de marzo de 2010

Lo que arrojes a la tierra, la tierra te lo devolverá



Excelente publicidad de la organización ecologista internacional "friends of the earth". Ya en 1854, el jefe indio Seattle advertía al entonces presidente de EE.UU., Franklin Pierce, sobre los peligros de dañar La Tierra y sus consecuencias para las futuras generaciones, a través de un discurso que se considera el primer manifiesto ecologista que se conoce en la historia de la humanidad. El problema actual, como ya he colocado en otros posts, consiste en la búsqueda de energías alternas que sean tan eficientes como el petróleo, económicas y relativamente seguras (lo que hace pensar dos veces la opción de la energía nuclear, además, ¿va a colocar un mini-reactor en cada automóvil?). Aún no disponemos del reactor de biomasa, que aparecía en las películas de Volver al Futuro (Back to the Future)... Por otra parte, Greenpeace y otras organizaciones internacionales critican la utilización de aceites de soya y sus derivados en los automóviles en lugar de destinarlos para el consumo humano. La Oficina Meteorológica del Reino Unido (Met), señala que la evidencia de que el cambio climático está producido por el hombre, es mucho mayor hoy en día que en 2007, cuando el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático publicó su informe sobre el tema. El Gobierno venezolano, por ejemplo, ha prohibido el ingreso de soya transgénica al país y se ha opuesto a la utilización de comida como combustible, pero por otra parte, exporta petróleo, principal motor de la economía rentista de Venezuela, con todas las consecuencias que entrañan los subproductos de los combustibles fósiles; así mismo, fomentó en años recientes un programa de adquisición de vehículos de bajo costo mediante convenio con las ensambladoras, para que un mayor segmento de la población pudiera adquirir automóviles, con todo lo que esto implica...

Estos dilemas parecen aún difíciles de resolver. En todo caso, esperamos que la ciencia pueda encontrar alternativas energéticas diferentes para salvar al planeta, ya que la contaminación que generamos está envenenando nuestra comida y nuestra agua. Según leí hace algunos años, ciertos peces presentan niveles de contaminación de metales pesados que ya entran en la categoría de "no recomendables" para mujeres en estado de gestación. Ojalá aprendamos y logremos desarrollar algo, antes de que sea demasiado tarde. Por ahora, lo que nos queda es moderar el crecimiento de la población y tratar de conservar lo que se pueda, para nuestros hijos y nietos.

Tenemos por ejemplo, la oportunidad de invertir también en I&D para fabricar envases biodegradables; es probable que la tapa termoformada que cubre el vaso de la foto, sea de un termoplástico no biodegradable (poliestireno), irónicamente. Algunas alternativas contemplan los plásticos basados en poli(ácido láctico), algunos biopoliésteres y otros plásticos basados en la proteína de la leche, la caseína, y almidones entrecruzados. El dilema ético vuelve a repetirse en este caso: muchas propuestas involucran utilizar materias primas provenientes de agrocultivos. En todo caso, la tendencia creciente hacia el reciclaje de los plásticos es un paliativo preferible a no hacer nada. Y que conste que esta inquietud no proviene de un ecologista rural de izquierdas con poco conocimiento del tema, sin ser peyorativo, sino de un ingeniero graduado en polímeros que aún trabaja en el área de empaques.

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