A cualquier interesado en el tema de equipos de alta fidelidad le resultará conocido el nombre de Bang & Olufsen. Lo he traído a colación porque me he enterado hace un par de semanas, a comienzos de este año 2013, que esta prestigiosa marca danesa de equipos de sonido y de video abrirá una tienda en un centro comercial nuevo que está siendo construido en la zona de Los Palos Grandes, en la ciudad capital de Caracas.
Esta empresa, fundada por los ingenieros Peter Bang y Svend Olufsen en Dinamarca, en 1925, se ha destacado siempre por sus diseños particulares y la alta calidad de sus equipos. Se encuentra presente en más de 100 países en tiendas al detal y sus equipos, casi obras de arte, han sido incluso protagonistas de exposiciones en el prestigioso Museum of Modern Art (MOMA) de la ciudad de Nueva York.
Bang & Olufsen es un excelente ejemplo de un océano azul. Son productos tan diferenciados del resto, que sencillamente nadie puede competir contra ellos... Bueno, siempre existirán las "copias" chinas, pero estoy seguro de que no llegarán a ser ni remotamente parecidas a los equipos originales.
¿Son productos "minimalistas"? Pues sí, si lo son... Creo que Bang & Olufsen es una de esas empresas que sigue la corriente gerencial de que "menos es más", logrando en el área de reproducción de sonido y video profesional lo mismo que logró el genial Steve Jobs con el I-Pod. De hecho, en el comercial que aparece a continuación, integran un sistema de sonido Wi-Fi con el I-Pod de Apple. Esto no es para nada casual, ya que ambos equipos comparten el mismo espíritu de diseño, aunque hayan tenido diferentes diseñadores.
Lamentablemente, no soy experto en este tipo de equipos... Tengo mi I-Pod pero al mismo tiempo un apartamento sobresaturado de libros, CDs, recuerdos y todo tipo de peroles... Quizás un equipo Bang & Olufsen no "cuadre" en mi atiborrado apartamento, pero allí les dejo estos tres comerciales y videos para aquellos que adoren el minimalismo del espacio vacío. Unos equipos que son joyas de diseño y que sin duda continuarán sorprendiéndonos con cada nuevo desarrollo.
Coca-Cola ya había lanzado en el pasado campañas de "felicidad" en las cuales, a través de máquinas de venta especiales, regalaba latas o botellas de Coca-Cola e incluso hasta comida. La empresa ha aprovechado estas Navidades pasadas y ha desarrollado, en conjunto con la agencia McCann Madrid, el "cajero de la felicidad": un cajero que regala 100 euros, con la única condición de que se comparta con los demás en alguna buena acción, para lo cual incluso da algunas sugerencias de cómo utilizar el dinero: compartiendo un almuerzo con personas que ganan poco, dejando regalos en las puertas de los vecinos, regalando entradas para eventos, regalando pañales a embarazadas, repartiendo castañas en la calle, etc.
Los cajeros se han colocado en dos lugares de Madrid y la acción de street-marketing se llevó a cabo durante los días 10 y 11 de diciembre de 2012. Al final del video, aparecen las experiencias de algunas personas que hicieron felices a otras con los 100 euros que les entregó el cajero.
En más de una ocasión, he reiterado que soy fanático de la Coca-Cola. Colecciono todas sus latas en los países que he visitado, en América, Europa y África; tengo las ediciones especiales de los Mundiales de la FIFA, de las Navidades, de las que reparten en los aviones, etc. No cabe duda de que esta iniciativa, en medio de la grave crisis económica en la que (sobre)viven los españoles, es un pequeño respiro a tanta noticia negativa: falta de comida, desahucios continuos, desempleo (1 de cada 4 españoles no tiene trabajo)... Afortunadamente, en España aún sobra la caridad y lo comprobé hace un par de semanas cuando, en un programa de TVE internacional, vi a los pensionados que donaban alimentos en un supermercado para una ONG que se encargaba de alimentar a los más golpeados por la crisis.
La propuesta de Coca-Cola es interesante porque juega con la ética del ser humano, en su aspecto deontológico. Si me regalan dinero, ¿qué debo hacer? ¿Debo gastármelo en lo que más me plazca o debería, sabiendo que existe necesidad a mi alrededor y que me lo están regalando con la condición de ayudar a los demás, proceder de una manera solidaria? Quizás también todo dependa de quien reciba el dinero. Increíblemente, según lo han determinado profesionales del Departamento de Psicología de la Universidad de Carlifornia, en Berkeley, la gente de clase alta tiende a comportamientos menos éticos, ya que tienden a sentir que la AVARICIA es BUENA. Si no me creen, les dejo abajo el link para que descarguen y lean el artículo original en pdf de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, de libre acceso en la red.
Por supuesto, esto quizás dependa también de cómo se ha obtenido la riqueza, lo que sería otra variable para otro estudio a realizar sobre el tema. Las personas que han obtenido la riqueza fácil, posiblemente tiendan a conservar el dinero, sin compartirlo con los demás, mientras que aquellos que lo han ganado con mucho trabajo, tiendan a compartirlo, porque toman en cuenta el valor del mismo.
Otra postura puede ser la de criticar a la Coca-Cola por regalar dinero, ya que unos cuantos billetes quizás no sean nada para el volumen de ventas de esta empresa. Además, pudieran argumentar los más neoliberales, esto significa acostumbrar a la gente a vivir de los regalos. Yo no veo mayor riesgo en esta acción de la Coca-Cola, ya que la campaña se llevó a cabo solamente por dos días. En mi humilde opinión, esto es una buena iniciativa de responsabilidad social empresarial que al mismo tiempo le da valor a la marca y hace sonreír, al dar unos instantes de "felicidad", a algunas personas. Quizás algún día comprendamos, yo incluyéndome, que compartir sea la mejor manera de vivir, tal como lo sugería Cristo, hace dos mil años, y podamos evitar las distorsiones que han introducido las teorías económicas del socialismo y del capitalismo en nuestras vidas.
Que pasen un fin de semana excelente. Compartan siempre la felicidad. Y si no tienen para dar, no importa, no tienen que regalar cien euros o cien dólares o cien bolívares o cien pesos, hay muchas cosas gratis en la vida que pueden compartir gratuitamente con los demás. Compartan el AMOR y la COMPRENSIÓN, que tanta falta hace en el mundo de hoy. Que Dios los bendiga a todos.
Ante todo, Feliz Año 2013 para todos los lectores, espero que se cumplan todos sus sueños y que encuentren la Paz y la Prosperidad en el Señor, la Paz que todos deseamos para construir un futuro mejor. Un año nuevo que se nos abre como un libro en blanco para añadir experiencias y aprendizajes a nuestra vida.
Pasadas ya las fiestas decembrinas, quiero presentarles acá esta iniciativa que me llamó la atención, extraída del sitio web Adsoftheworld.com, nada más antagónico que un carrito de Hot Wheels y la prudencia al manejar... Pero en esta era posmoderna o hipermoderna, la publicidad también es capaz de reunir estos extremos irreconciliables con el propósito de crear conciencia social, que se traduzca en una mejor calidad de vida.
En este caso, los creativos de Ogilvy & Mather Mumbai, de la India, realizaron un trabajo conjunto con la gente de Mattel, fabricante de los carritos Hot Wheels y con la gente de un local nocturno de la ciudad, llamado The Little Door. Para evitar el peligro hacia sí mismo y hacia los demás que supone un conductor pasado de copas, los empleados del valet parking de local devolvieron a los clientes las llaves de sus automóviles con un llaverito anexo que consistía en un carrito Hot Wheels chocado con mensajes pertinentes a la conducción bajo influencia etílica. En la tarjeta anexa del llavero, se colocó el número de teléfono de un servicio de choferes llamado Party Club Drivers, que al ser llamados, pueden trasladar a los conductores a sus domicilios.
Efectivamente, muchos "fiesteros", al recibir el llavero, decidieron llamar bien al servicio de conductores, bien a amigos o a familiares para que los llevaran a sus casas. Al quedar como un llavero de regalo, el mensaje continúa presente en estos conductores y les continúa recordando que no deben manejar y conducir, aunque sea con pocos tragos.
