martes, 25 de mayo de 2010

Vidrio, plástico y corcho: el caso del vino blanco




El desarrollo de los materiales plásticos, sin duda alguna, ha permitido disminuir enormemente el peso de los envases de alimentos y bebidas, lo que se traduce finalmente en una reducción de los costos logísticos. El envase representa un peso "muerto" cuyo costo también paga el consumidor. Recuerdo hace unos cuantos años, cuando el PET no se había popularizado en Venezuela, que uno bebía los refrescos y luego tenía que devolver en el "abasto" o cafetería la respectiva botellita o botella de vidrio. Se la podía llevar, pero se la cobraban... Recuerdo el destapador de Coca-Cola que tenía en la casa (¿quién no tenía uno?), y recuerdo también que no existían botellas de vidrio de 2 litros, pero sí los botellones de agua, que eran pesadísimos y en muchas ocasiones se caían y rompían... Gracias a Dios que hoy existen los copolímeros de PET y el Policarbonato...

Sin embargo, no siempre el plástico es el mejor amigo del alimento o bebida. Un estudio francés reciente, que resume el informativo Shelf Impact, del 24 de Mayo de 2010, indica que el vino blanco pierde frescura y sabor a los seis meses de haber sido envasado en botellas de PET, tanto monocapa como multicapa, y en envases de tipo Bag-in-Box, cuando se comparan con envases equivalentes de vidrio. El estudio fue realizado por el Instituto del Vino y Ciencias del Vino en Burdeos (Bordeaux), Francia. Así mismo, el vino tinto también demostró tener mejor sabor en botellas de vidrio que en botellas de plástico.

En principio, de acuerdo a los investigadores, los cambios en el sabor se deben a la oxidación del alcohol etílico. En todos caso, este estudio contradice las reinvindicaciones de empresas como Mark y Spencer, que sostienen que el vino posee una larga vida útil en botellas de plástico.

Por otra parte, algunos corchos también pueden alterar el olor del vino, debido a la presencia del compuesto 2,4,6 tricloroanisol, o TCA, un compuesto que se genera a partir de la acción de determinados hongos sobre pesticidas basados en clorofenoles, o bien clorofenoles provenientes de la esterilización del corcho con cloro. Esto afecta normalmente de un 2% a un 10% de las botellas, que escapan de los procedimientos de detección normalmente utilizados en las industrias vinícolas. El efecto sobre el sabor es una sensación de humedad, a moho, un sabor a cartón húmedo en el vino. Esto ha llevado a utilizar justamente tapas plásticas para intentar resolver este problema. Al final, los archienemigos, vidrio y plástico, deben convivir juntos, para que el producto pueda satisfacer al consumidor.

http://en.wikipedia.org/wiki/Cork_taint
http://www.packagingdigest.com/articleXML/LN997300847.html?nid=3463

También se han hecho desarrollos con otros plásticos para envasar otras bebidas alcohólicas más corrientes, como la cerveza, como es el caso de la cerveza Carlsberg, que en ciertos países de Europa (Dinamarca, por ejemplo), se vende en envases reusables de Poli(etilén naftenato), PEN. En el caso de países con poca cultura de reciclaje, sería muy impráctico trabajar con este material, ya que el plástico, por más costoso que sea (como en este caso), tiende a identificarse con algo "desechable".

http://www.carlsberggroup.com/media/News/Pages/carlsberg27spenbottletocontestnewproductprizeinpa-HQ2000.aspx