jueves, 5 de mayo de 2011

Cuando lo que más deseas es la libertad: Dodge Charger



¿Qué nos depara el futuro? Máquinas que realicen las labores domésticas, que trabajen por nosotros, que minimicen nuestro esfuerzo... Algunos futurólogos se aterran ante la posibilidad (no tan remota) de que las máquinas lleguen a imponerse sobre los seres humanos y los esclavicen o los exterminen: el Terminator de James Cameron y Wall-E de los Estudios Disney son dos ejemplos de esta visión apocalíptica. En la primera, los humanos son exterminados por androides que desarrollaron inteligencia propia; en la segunda, aunque se trata de una película para niños, el tema es el mismo: la anulación del potencial humano debida a la hipercomodidad derivada de la maquinización excesiva, que convierte a la raza humana en una sociedad de obesos y al planeta Tierra en un gigantesco botadero de escombros.

Porque al final, lo que desea el ser humano, es simplemente ser LIBRE. La sociedad posmoderna, que nos ha inundado de comodidades, también ha generado un inmenso vacío como producto del hiperconsumo de todo tipo de bienes y servicios. Tenemos más, pero somos más infelices; nos esforzamos menos, por lo que nos cuesta dormir más. En muchos lugares, hemos dejado de conversar con otros seres humanos y ahora conversamos con máquinas.

¿Qué mayor sensación de libertad que poder conducir un automóvil a través de avenidas, carreteras y autopistas sin tráfico? La sensación de LIBERTAD que un chofer experimenta frente al volante es inigualable. De esto se nutre este comercial realizado para el Dogde Charger 2011. El hombre siempre debe ser capaz de dominar a la máquina, no al revés. La Revolución Industrial nos hizo creer que éramos solo otra pieza más de la línea de montaje, un engranaje cualquiera, prescindible, de poco valor. Porque nos han hecho creer, que las máquinas son mejores que nosotros, que "sobramos" en el mundo, ante la superioridad de la automatización. Nada más falso que esta idea. Fuimos, somos y seremos siempre, los creadores de todo, ya que tenemos el germen de Dios en nuestras venas.

¿Realmente queremos automóviles tipo "Transformers" en nuestro futuro? ¿O procederemos igual que el personaje de este comercial, siempre buscando la libertad? Que responda el lector la pregunta.