viernes, 19 de febrero de 2010

Kurá-Hulanda, la personalidad de un museo






En la isla de Curaçao, frente a las costas venezolanas, se encuentra el Hotel-Museo Kurá Hulanda, en la ciudad capital de la isla, Willemstad, ciudad declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, en 1997.

El Hotel-Museo fue una iniciativa del empresario y filántropo holandés Jacob Gelt Dekker, quien hace poco más de 10 años decidió rehabilitar un sector de Otrobanda, un área de la ciudad de Willemstad que había permanecido en decadencia durante varias décadas. Hoy en día, Otrobanda cuenta con su propia personalidad, destacando este Hotel-Museo como uno de los atractivos más resaltantes de la zona.

El Museo anexo al Hotel trata sobre uno de los temas más espinosos (y por ello, más difíciles de tratar) de la historia de América: la esclavitud del pueblo africano y su venida forzosa a América, o como lo sintetiza el Museo en una frase, "The Black Holocaust". Sin embargo, pese a mostrar y relatar las condiciones de los esclavos durante su traslado desde África y su llegada a América, el Museo se centra más en la exquisita y vasta obra cultural de las civilizaciones que tuvieron origen en África, desde las obras de los primeros cristianos etíopes hasta los maravillosos trabajos en marfil y metal de las culturas del África Oriental, demostrando que en África existieron grandes escultores y orfebres. La arquitectura y la integración de la misma con el espacio natural es otro de los grandes logros de este Museo, ya que da la sensación de estar en momentos en algún pueblo de África. La visita también está acompañada de música tradicional del África interpretada por grandes artistas del continente, en recopilaciones del sello Putumayo Records.

El mensaje que comunica el Museo es el de despertar la conciencia al comprender el error histórico que cometieron los primeros conquistadores al esclavizar a los pueblos del África. La visión eurocentrista de que los indios americanos y los negros eran pueblos ignorantes, ya ha sido derrocada en infinidad de oportunidades, basta con considerar los conocimientos de los mayas (ya comentados en el post sobre Guatemala) y estas obras de artistas africanos. Recientemente leí que uno de los bailes del pueblo Dogón, en África, guardaba relación con el movimiento de las constelaciones, pues ya conocían la existencia del sistema binario de estrellas que compone Sirio, mucho antes de que Sirio B, la gemela diminuta de Sirio A, fuera descubierta por el astrónomo americano Alvan Clarke, en 1862.

Nada se puede hacer desde la perspectiva del resentimiento y del odio hacia el pasado y hacia los conquistadores, perspectiva asumida en ocasiones por regímenes nacionalistas que consideran que cualquier alusión a lo extranjero tiene connotaciones negativas. Por el contrario, mucho puede hacerse dándole su justo valor a quien lo tiene y lo merece, intentando reparar el daño hecho mediante la reivindicación de estos pueblos, sin despertar en el hombre los deseos de venganza, sino de superación personal. Al final de cuentas, como bien dijo uno de los Libertadores del continente americano, Simón Bolívar, América Latina es un "crisol de razas", por lo cual el mulato no puede ni debe denigrar ni de su herencia indígena ni de su herencia europea, ya que a ambas les debe su existencia y su bagaje cultural. El mensaje del Museo Kurá-Hulanda permite a los afroamericanos un digno reconocimiento de sus raíces, mientras que para el hombre blanco es un recordatorio de los errores que cometió en el pasado y que debe volver a evitar, ya que aún en el siglo XX no había logrado aprender nada: Hitler, Stalin y Pol Pot, por colocar solo algunos ejemplos, dan fe de lo afirmado.

Valga también recordar, para poder relacionarnos en este siglo XXI, que son los hombres los que construyen los muros, y son los mismos hombres los que los derriban. Sefarad y Al-Andalus fueron ejemplo de la convivencia de tres culturas con un mismo Dios, en la Edad Media. Ojalá que logremos aprender algo de la historia, y no continuemos repitiendo los mismos errores, una y otra vez. Por ahora, les dejo dos instantáneas del Museo y sus alrededores, en Curaçao.

No hay comentarios:

Publicar un comentario