viernes, 19 de febrero de 2010

Canon-Avril Lavigne









Estos tres comerciales, que cuentan con la estrella pop Avril Lavigne, fueron desarrollados con la misma técnica de fondo: no hay elementos del entorno que perturben la relación entre la estrella juvenil y el objeto que promociona; el ambiente en el que se desarrollan todas las escenas es una suerte de "limbo" blanco, que tiene por objeto hacer que el espectador centre toda su atención en el desarrollo de la acción. Curioso el comercial en que aparece la "pared" de cámaras digitales fotografiando a la estrella, que también se fotografía a sí misma; la pared recuerda un poco escenas de la serie de películas The Matrix; el mismo comercial, con todas las cámaras suspendidas en el aire, es producto de efectos digitales especiales. Pese a que la pared surge de la nada, Avril demuestra asombro y curiosidad y acepta sin miedo y vanidosamente la iniciativa espontánea se ser fotografiada por parte de las miles de cámaras-paparazzi. La rebeldía de la artista también se relaciona con el propio color de las cámaras; el color rosado (un color no tradicional para los equipos electrónicos...) es un elemento protagonista en el comercial del baúl del tesoro. Más que la propia cámara, que es solamente un hardware inerte, el tesoro viene dado por los recuerdos que la cámara permite almacenar en bytes; se trata de darle un valor emocional a un elemento que carece de él, una combinación de circuitos integrados y otros componentes electrónicos. El último comercial, Rebelde digital, cuadra perfectamente con la personalidad de Avril: las posturas para tomar las fotografías (con las piernas cruzadas, acostada), la forma de sostener la cámara, aún tratándose de un equipo más "profesional", los zapatos a cuadros, las uñas negras y el maquillaje característico de Avril se asocian de inmediato con la rebeldía de la juventud, acercando más el objeto de consumo a este sector del mercado.

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