martes, 2 de marzo de 2010

Una campaña que vuela



Eichborn: der verlag mit der fliege (Eichborn: la editorial con las moscas). Esta campaña, realizada en la Feria del Libro de Frankfurt, es definitivamente original, por llamarla de alguna manera... Para ella, se utilizaron 200 moscas "mensajeras", si cabe este término, con un papelito pegado con el nombre de la editorial y el teléfono, ya que la finalidad era atraer público al stand. Si bien puede contar con el rechazo de una parte del público, por la utilización de un insecto percibido como desagradable, no se puede negar que la campaña fue resultado de un intenso proceso creativo. La razón para utilizar estos insectos es que el símbolo de la Editorial Eichborn es justamente una mosca.

Campañas de este tipo pueden ser contraproducentes. Si bien la gente pareciera alabar la originalidad de los creativos, estoy seguro de que provocó bastante repugnancia en otros asistentes a la Feria. Fuimos programados desde pequeños para sentir asco y repulsión por las moscas, nos han enseñado a no ingerir ningún alimento ni bebida sobre el cual se haya posado una mosca, y a mantener la boca cerrada "para que no entren moscas". La mosca se asocia con el excremento, con un insecto "sucio", muy diferente a un saltamontes (grillo o chapulín, para los lectores internacionales de este blog...) y muy muy diferente de una mariposa. En especial, me imagino que pudo suceder algo desagradable cerca de la cafetería o fuente de soda de la Feria, donde las susodichas a lo mejor hicieron de las suyas en la comida de los asistentes.

Todos tenemos una tendencia natural a espantar a estas criaturas. ¡Camarero, hay una mosca en mi sopa! ¡Y además tiene un papelito rojo pegado! ¡Espere, espere, es una mosca mensajera de la editorial Eichborn! ¡Deje comer a la pobrecilla, miserable, que ha trabajado mucho hoy! JA JA JA... En realidad me hace gracia imaginarme esta escena en la Feria. A veces creo que llevamos las cosas al extremo. La creatividad a veces tiende a sobrepasar las barreras del buen gusto y de la higiene, pudiéramos también afirmar, como en este caso. Quizás todo sea un asunto cultural, ya que existen aún culturas que comen todo lo que se mueva, para un entomólogo probablemente sean insectos maravillosos. En lo particular, pienso que siempre que no interfieran con nuestros quehaceres cotidianos, la vida natural debe respetarse, aunque se traten de simples moscas. Un día me tocó liberar un pichón adherido a una trampa de pegamento para ratones en una empresa de alimentos; me sentí que le devolvía al Universo y a Dios mismo una vida que por error se iba a perder. Seamos todos agradecidos y dejemos en paz a las pobres moscas. En realidad, ellas llevan mucho más tiempo que nosotros en este planeta.

http://maspublicidadymarketing.com/feria-del-libro-de-frankfurt-infestada-de-moscas/

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